Mi viaje
a Roma
Hace ya más
de 30 años mi marido llegó a casa muy contento y me dijo: “ Toñi, nos ha tocado
un viaje a Roma”. Yo me alegré mucho pero tenía una niña de dos años (y otros
dos mayores) y el viaje era para dos personas. Pero mi hermana me dijo que ella
podía quedarse con los niños y no perdiese esa oportunidad.
Nos fuimos
en el avión y al llegar allí nos recogió un autocar que nos llevó al hotel, el
guía hablaba italiano pero se le entendía bien… Nos pusimos cómodos y salimos a
comer, espaguetis, ¡claro!
Paseamos la
ciudad a tope en los tres días que estuvimos, visitando a pie todo lo que
siempre soñamos conocer, como el Vaticano. No parábamos de pasear. Callejeamos
y fuimos a las zonas comerciales a ver la moda.
Nos
apuntamos a un viaje a Nápoles, fuimos en una furgoneta que no tenía cristales
pero el conductor corría como si llevase un Ferrari. Cuando llegamos allí nos
dejaron una plaza con naranjos. Hicimos una excursión por el mar hasta una
cueva que se visitaba en barcaza.
También
visitamos la fábrica de Murano, qué preciosidades en vidrio que vimos.
Esta
experiencia fue muy muy bonita, a los dos nos encantó. Allí fuimos felices.
Toñi Peral
Mi Semana
Santa en Sevilla
Ya ni
recuerdo cuándo fue, pero lo recuerdo con mucho cariño.
Mi marido me
preguntó si quería ir a Sevilla a pasar la Semana Santa y me volví loca de
contenta. Salimos un miércoles en autocar, cenamos ya en Sevilla unos
pescaditos riquísimos con manzanilla. De allí fuimos a Chipiona donde dormimos,
el Jueves Santo volvimos a Sevilla, visitamos los patios, la Plaza de España,
vimos las procesiones. Eran las cuatro de la mañana o las seis cuando regresé
con los zapatos en la mano de lo cansada que estaba. Sevilla en conjunto y el
ambiente me encantaron. Nos reímos muchísimo con un niño que le dijo a su
abuela que no podía comer más porque se había comido un bocadillo como las
sandalias de un costalero.
El Viernes
Santo nos fuimos a Cádiz, subimos en un barco grandísimo, con salones… un
crucero. Vimos la ciudad y de comer: cochinillo, rabo de toro, pinchos y, de
beber, ni te cuento. Bailamos toda la noche en el hotel.
El sábado
fuimos a Chipiona, allí comimos pescaito con manzanilla fresquita, paseamos por
la playa.
El domingo
fuimos a Córdoba y allí paseamos la ciudad, los baños, la mezquita, museos… y
por la tarde salimos hacia Madrid de vuelta y llegué encantada.
Lo que más
me marcó fue ver levantar los pasos en la procesión y visitar un tablao
flamenco.
María Romera
Mi
excursión a Lanzarote
Salió un
viaje de la Comunidad de Madrid y decidimos apuntarnos, fuimos en avión y el
alojamiento era tipo complejo residencial con una piscina en el centro y
jardines, para cenar nos acercábamos al hotel.
Visitamos la
casa de César Manrique que era antigua pero preciosa y los jardines de cactus
que te hacen sentirte en otro mundo. Por no decir los camellos y el Timanfaya
donde vimos como salía un fogonazo del suelo porque es un volcán.
Estuvimos en
una casa que tenía un pozo en que asaban las cosas con el calor que desprendía
el suelo, muy curioso.
Aproveché
para comprar colonias, jabones y aloe en Arrecife. Bajamos a la playa pero no
nos atrevimos a bañarnos.
Todas las
casas eran blancas, el suelo muy negro y solo tienen una carretera. Me encantó.
Carmen Martínez