sábado, 2 de abril de 2016

Nuestros viajes...

Mi viaje a Roma

Hace ya más de 30 años mi marido llegó a casa muy contento y me dijo: “ Toñi, nos ha tocado un viaje a Roma”. Yo me alegré mucho pero tenía una niña de dos años (y otros dos mayores) y el viaje era para dos personas. Pero mi hermana me dijo que ella podía quedarse con los niños y no perdiese esa oportunidad.

Nos fuimos en el avión y al llegar allí nos recogió un autocar que nos llevó al hotel, el guía hablaba italiano pero se le entendía bien… Nos pusimos cómodos y salimos a comer, espaguetis, ¡claro!
Paseamos la ciudad a tope en los tres días que estuvimos, visitando a pie todo lo que siempre soñamos conocer, como el Vaticano. No parábamos de pasear. Callejeamos y fuimos a las zonas comerciales a ver la moda.

Nos apuntamos a un viaje a Nápoles, fuimos en una furgoneta que no tenía cristales pero el conductor corría como si llevase un Ferrari. Cuando llegamos allí nos dejaron una plaza con naranjos. Hicimos una excursión por el mar hasta una cueva que se visitaba en barcaza.
También visitamos la fábrica de Murano, qué preciosidades en vidrio que vimos.
Esta experiencia fue muy muy bonita, a los dos nos encantó. Allí fuimos felices.

Toñi Peral


Mi Semana Santa en Sevilla

Ya ni recuerdo cuándo fue, pero lo recuerdo con mucho cariño.

Mi marido me preguntó si quería ir a Sevilla a pasar la Semana Santa y me volví loca de contenta. Salimos un miércoles en autocar, cenamos ya en Sevilla unos pescaditos riquísimos con manzanilla. De allí fuimos a Chipiona donde dormimos, el Jueves Santo volvimos a Sevilla, visitamos los patios, la Plaza de España, vimos las procesiones. Eran las cuatro de la mañana o las seis cuando regresé con los zapatos en la mano de lo cansada que estaba. Sevilla en conjunto y el ambiente me encantaron. Nos reímos muchísimo con un niño que le dijo a su abuela que no podía comer más porque se había comido un bocadillo como las sandalias de un costalero.

El Viernes Santo nos fuimos a Cádiz, subimos en un barco grandísimo, con salones… un crucero. Vimos la ciudad y de comer: cochinillo, rabo de toro, pinchos y, de beber, ni te cuento. Bailamos toda la noche en el hotel.
El sábado fuimos a Chipiona, allí comimos pescaito con manzanilla fresquita, paseamos por la playa.

El domingo fuimos a Córdoba y allí paseamos la ciudad, los baños, la mezquita, museos… y por la tarde salimos hacia Madrid de vuelta y llegué encantada.
Lo que más me marcó fue ver levantar los pasos en la procesión y visitar un tablao flamenco.

María Romera


Mi excursión a Lanzarote

Salió un viaje de la Comunidad de Madrid y decidimos apuntarnos, fuimos en avión y el alojamiento era tipo complejo residencial con una piscina en el centro y jardines, para cenar nos acercábamos al hotel.

Visitamos la casa de César Manrique que era antigua pero preciosa y los jardines de cactus que te hacen sentirte en otro mundo. Por no decir los camellos y el Timanfaya donde vimos como salía un fogonazo del suelo porque es un volcán.

Estuvimos en una casa que tenía un pozo en que asaban las cosas con el calor que desprendía el suelo, muy curioso.

Aproveché para comprar colonias, jabones y aloe en Arrecife. Bajamos a la playa pero no nos atrevimos a bañarnos.
Todas las casas eran blancas, el suelo muy negro y solo tienen una carretera. Me encantó.

Carmen Martínez